sábado, 26 de marzo de 2016

SOLEDADES (poema II)

¿Quién no ha leído o estudiado aunque solo sea uno de los poemas de Antonio Machado? Antonio Machado acaba siendo un referente en aquello que concierne al camino. El camino en la poesía y el camino en la vida. Hemos recordado la figura del gran poeta sevillano porque hemos andado muchos caminos durante los días de vacaciones de Semana Santa. A nuestro paso nos hemos encontrado con gente increíble, gente de una sabiduría popular que nos ha enseñado, sin quererlo, buenas dosis de educación y de vivir la vida. Otras, por su parte, nos han enseñado lo que no queremos para nosotros, como esa mala gente que camina y va apestando la tierra.
Creemos que Machado sabía distinguir unos de otros, los que juegan de los que envidian, los que ríen de los que amonestan. Y en esa distinción nos reconocemos, porque la gente, con sus naturalezas, parece que nunca cambia de época.


He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra...
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.




Antonio Machado (1875-1939) es una figura clave de la poesía de nuestro idioma. El pasado 22 de febrero lo recordamos especialmente porque se cumplían 77 años de su muerte, en Collioure, exiliado, enfermo, expulsado por un país que en vez de sentir orgullo por uno de sus más grandes poetas, lo obligó a recorrer carreteras heladas en lo más crudo del invierno para refugiarse con su familia en un hotelito francés y terminar sus días recordando el sol de su infancia en los "días azules". Poeta de la vida sencilla, ligada a la tierra, de las ideas enraizadas en el valor de la gente humilde y la naturaleza, Antonio Machado encarna, en palabras de Max Aub, "la estirpe romántica, la sencilla bondad, el vigor intelectual y la sincera melancolía". 




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