sábado, 1 de octubre de 2016

EN LA CENIZA ESCRIBO

Un haiku es un poema japonés de 17 sílabas, divididas en tres versos. 17 sílabas para capturar un momento, una sensación, una franja oblicua de luz prendida de minúsculas partículas de polvo, el primer copo de nieve en la palma extendida de un niño. 17 sílabas para retratar la fugacidad de la vida. Y su belleza.




Súbitamente, el agua
se nos va de las manos
fluyendo: "fluuy...flu...

Caen hojas del gingko
y del cerezo caen;
nos mudamos de sitio. 

Pasado el luto,
¡cuántos mares traen niebla
a cuántos mundos!

En la ceniza escribo
un nombre de mujer
al calor del brasero. 








Si a un japonés cualquiera le preguntaran por nombres de escritores, uno de los primeros que le vendrían a la mente sería el de Ryunosuke Akutagawa (1892-1927). Quizá porque el premio literario más prestigioso de Japón lleva su nombre. O porque alguna vez leyó en la escuela alguno de sus relatos. Dejó una obra extensa, compuesta por poemas y, sobre todo, relatos cortos. Temiendo haber heredado la enfermedad mental de su madre, se suicidó a los 35 años para no caer en la locura. 



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